De luto nuestra nación un grande se nos ha muerto descansa en paz Adalberto el Caballero del son. Siempre bailo la canción que te escuché aquella noche. Bayamo guarda con broche de oro tu gran carrera y el pueblo siempre te espera para pasear en un coche.
De luto nuestra nación un grande se nos ha muerto descansa en paz Adalberto el Caballero del son. Siempre bailo la canción que te escuché aquella noche, cuando cerraste con broche de oro aquel festival de Bayamo en carnaval donde paseaste en un coche.
Allí en la cola del pollo se vive cada locura, es que está en nuestra cultura vivir del brete y el rollo. No habrá mucho desarrollo mas sí comunicación. Es que la cola es reunión, foro, peña o asamblea y aunque usted no se lo crea pasa el rato en diversión.
Allí mismo me contaron de la boda de Pedrito que siendo buen muchachito bien rápido lo dejaron. De las cosas que robaron en la tienda de la esquina. De la bronca de Cristina con la hermana de Vicente y del «letrero» del frente del solar de mi vecina.
Vive sonriente el colero que del pueblo se aprovecha con su descaro cosecha facilito su dinero. El hijo del carnicero con el hielo da una mano. Con su cuñado y su hermano cortan, pesan y despachan y a la careta te fachan como todo buen cubano.
A la sombrita es mejor, allí se ponen los viejos que entre chismes y consejos dan nacimiento al rumor. También está el jodedor que da chucho sin parar. Y el curda va a refrescar su fuega allí en ese ambiente compartiéndole a la gente por qué no fue a trabajar.
Se aparece el manganzón como Plan Jaba y se cuela e impedidos con la muela sin prótesis, ni bastón. Casi siempre hay fajazón pero al rato se controla. Cada cubano se inmola lleva en su estirpe el marcar aunque no vaya a alcanzar lo importante es hacer cola.