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Mes: noviembre 2021

Salí buscando un puerquito…

Salí buscando un puerquito
para asar en nochebuena,
tener segura la cena
y hacer un buen motivito.
Pero llegué al mercadito
y ese plan se me jodió.
Casi un infarto me dio,
de ese trauma yo me acuerdo,
porque la carne de cerdo
fue mucho lo que subió.

Cambié yo entonces de idea
pensando en una paleta,
aunque me quede incompleta
la fiesta va como sea.
Un tipo se carcajea
y se burló en buen cubano:
Eso «vuela» bien temprano
y cuesta bastante estilla,
porque paleta y costilla
es lo más caro en Bayamo.

Pues me voy por la cabeza
y me tiro una caldosa,
igual mi familia goza
si le sumo una cerveza.
Y cuando el socio la pesa
de nuevo el plan se jodió.
Setecientos me pidió
me dijo «y por ser a ti,
la más grande te escogí,
te va con oreja y tó».

Si la cosa ya anda así
me imagino el fin de año,
no resultaría extraño
comerse solo el congrí.
Menos mal ni conseguí
ni la vara ni el carbón.
Ni soñar con un lechón
ni con lomo, ni chuletas
voy a hacerme unas croquetas
pa salvar la situación.

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¿Y qué culpa tengo yo?

Ni bajo entera presión
he sentido yo complejos,
en mi cuarto no hay ni espejos
ni tanta preocupación.
Culiplano y cabezón
eso el destino me dio
¿Y qué culpa tengo yo
de que todo me resbale
si en la vida lo que vale
ya en la biblia se escribió?

Yo me quito la camisa,
te enseño mis patas flacas,
agarro un par de maracas
y provoco una sonrisa.
Me visto serio pa misa
o de mujer me disfrazo.
Por mis actos de payaso
me estuvieron criticando
y yo en verdad disfrutando
aunque haya sido un fracaso.

Estuve en televisión
y participé en la radio
llevé un cartel al estadio
con el traje del Guasón.
Y pasé pena un montón
pero bien me divertí.
Porque jodedor nací
aunque mal hable la gente
si es que en mi pueblo de Oriente
la mayoría es así.

Pelo largo y hasta arete,
collares, piercing, tatuaje,
me rasuro antes del viaje
el pecho sin mucho brete.
Yo soy Willy por nombrete
no conozco un enemigo.
Sin jodedera les digo
y en mi décima destaco
que yo soy un buen chamaco
y que no hay cráneo conmigo.

Si complejo has de sentir
ese trauma te controla
esta vida es una sola
hay que aprender a vivir.
Mucho afecto transmitir
sin perder nuestra ternura.
Al carajo la amargura
y aléjate del rencor
que el sentido del humor
nos mantiene la cordura.

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Allá por Santo Domingo

Hoy me estuvo comentando
mi socio Juan Pirindingo
que allá por Santo Domingo
hay un órgano sonando.
Que había guajiros bailando
cerquita de la tarima.
Que casi nadie escatima
y se tiran «loma abajo»
y hay tremendo desparpajo
por el cumple de Yurima.

Hasta la cuadra cerraron
y pusieron cadenetas,
mil guajiros en carretas
de esos montes se sumaron.
Un termito les llevaron
para las festividades.
Familiares y amistades
han formado un carnaval
y amaneció en el mural
Yurita, felicidades!!

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Y sin que médico fuera…

Curando con infusiones
-y sin que médico fuera-
es mi madre una enfermera
que sigue las tradiciones.
Sin oír las opiniones
ella misma me curaba.
Iba al patio y agarraba
las yerbas que conocía
y en un jarrito me hacía
la pócima que aliviaba.

Para la conjuntivitis
la flor de vicaria blanca
y yagruma que destranca
la moquera y la bronquitis.
Te aliviaba la gastritis
con sábila y romerillo.
Las «secas» con un cuchillo
en luna nueva «cortaba»
y en empachos te sobaba
del peroné hasta el tobillo.

Para migraña constante
usó mentolito chino
y el aceite de ricino
que era el valioso purgante.
El llantén era importante
para muelas y flemones.
Y en temas de los riñones
el guizazo de caballo
que te sacaba sin fallo
los cálculos por montones.

Para aliviar borrachera
y mantenerte de pie
mi vieja te daba un té
que levantaba a cualquiera.
Jengibre pa la flojera
y pa diarreas el «tapón».
Ajo con miel y limón
para la tos y coriza
y que a su vez cicatriza
del cuerpo cualquier lesión.

La fiebre se me quitaba
antes de ver al doctor
y en verdad se iba el dolor
con lo que mami me daba.
En mi casa había una jaba
de palos, yerbas y hojas,
yareyes, tiritas rojas
y hasta algún santo tenía
con la velita encendía
que cuidaba a los Pantojas.

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El payaso Tumbacocos

Del payaso TumbaCocos
cierta vez me disfracé
y a tanta gente asusté
que corrían como locos.
Es que en el mundo hay bien pocos
payasos tan manganzones.
Llevé mis chistes sangrones
-ni los grandes se rieron-
y los chamas se durmieron
al cantarle mis canciones.

Al hijastro de Belquita
por poco le da un infarto
al verme salir del cuarto
con peluca y naricita.
Y de Zoila, su chiquita
jamás se le despegaba.
Tanto miedo yo le daba
que le dijo a su mamita:
«vámonos pa la casita»
que por qué la castigaba.

¿Inflar globos de los largos?
no hombre no, nunca aprendí.
Los pulmones me rompí
en esos ratos amargos.
Ninguno de esos encargos
los aprendí yo en la clase.
Tuve problemas de base
por más colores que hubiera,
ser payaso no es cualquiera
porque con eso se nace.

A esa pincha renuncié
pues no me dio resultados
viendo a niños asustados
por mucho que me esforcé.
Por los cumple que embarqué
hoy me siguen reclamando.
No me sigan convocando
-les aclaro avergonzado-
ni me escriban al privado
que ya no estoy trabajando.

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Bayamo, 508!!

Me llama el viejo Olegario
– Ponte ropa que nos vamo!
hay «cubanía» en Bayamo
porque cumple aniversario.
Y yo con mi atuendo diario
que con el chisme me invito,
eché en la jaba el pomito
estiré un poco el sombrero
y fui con mi compañero
a beber para El Chorrito.

Colorido el pueblo estaba
se notaba la alegría
hace un año no salía
hasta el sol me molestaba.
Ese jelengue extrañaba
-lo mismo el socio expresó-
Diez «dispenses» se tomó,
salió de allí tó maluco
y hasta botó el nasobuco
de la curda que cogió.

Tiene feria el Chapuzón,
y mesitas en la plaza,
también abrieron La Casa
del Queso y otro ranchón.
En el teatro hay función
y misa en la Catedral.
El «Guajiro Natural»
de noche abrirá su puerta
y dicen que hay barra abierta
allá en la Casa Central.

El Piano-bar se engalana
y El Manegua remozaron
ya los coches comenzaron
y una que otra catibana.
Nos mandaron de La Habana
Yutones de donación.
Todo aquí es celebración,
se nota al pueblo contento
y Fabré que siempre atento
ya compuso una canción.

Quinientos ocho y andando
mi Bayamo no envejece
uno lo ve y no parece
que el tiempo ha ido pasando.
Va Perucho cabalgando
de nuevo allí en cubanía.
Tiene buena compañía
con Céspedes y Aguilera
como si quince cumpliera
esa linda tierra mía.

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