Con mucho pleito Ferrer
dos derrotas se llevó,
y el ampalla lo botó
cumpliendo con su deber.
Ya no sabe ni que hacer
para ganarle a Martí.
Es duro como el jiquí
el alazán indomable,
que siempre le saca un sable
allá en Matanzas o aquí.
El primero se viró
de un solo lado al final
y el segundo, nada mal,
cuatro por tres terminó.
El pitcheo respondió,
la defensa inmaculada.
Benítez con gran jugada
nos salvó del casi empate
y Yuniesky con el bate
comandó la remontada.
Mi amigo José Ramón,
que fue al estadio contento,
salió con un sufrimiento
y con gran desilusión.
¿Dónde estaba la afición
que nuestra sede abarrota?
-Es la hora, compatriota,
fue en horario laboral-
Le dije, no pienses mal,
aún no ha muerto la pelota.