¡Qué gran jueguito señores!
Sube y baja la presión,
con momentos de tensión
para los espectadores.
Sabemos que los errores
en las finales están.
No imagino que dirán
los socios de Bola Viva,
pues Matanzas los motiva
más que el equipo alazán.
En patio ajeno perdimos,
se puso la cosa fea,
pero aún queda pelea
-ya esa historia la vivimos-.
En siete juego vencimos
a esos cocos ya una vez.
Ahora el cuento es al revés,
el caballo viene a casa,
y veremos lo que pasa
allí en suelo bayamés.
Estrategias hay que hacer
(es mi modesta opinión),
probar otra alineación
y nuestras fichas mover.
Eso ha aprendido Ferrer
sin tener gran poderío.
Le vamos «parriba al lío»
galopando con estilo.
No celebres cocodrilo,
que vamos pal barrio mío.
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