Me pidió Rita Marina
que le hiciera una poesía,
pues ha tenido mal día
por falta de dopamina.
Y a mí que ni duralgina
me queda para rimar.
Así me puse a buscar
adjetivos para el tema
y tratar de que el poema
a Rita pueda ayudar.
De la pelota no escribo
porque ando defraudado,
aunque el deporte me ha dado
la pasión con la que vivo.
De política prohibo
a mis versos fomentar.
Pues me da por comentar
sobre temas comprensibles
y aparecen insensibles
que me quieren condenar.
La mejor categoría
que encontré para intentar
fue querer felicitar
a las madres por su día.
Y empezaré por la mía
en este tema que infundo.
Tomé de lo más profundo
mis mejores cualidades
y escribí: «¡Felicidades,
madres queridas del mundo!»
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