En Angola una pollita
se coló en mi gallinero
y este gallo embelequero
atendió bien su visita.
Hasta le quedó chiquita
la cobija que le dio
y en su cama se metió
luego de la calentura
y perdiendo la cordura
con el gallo se quedó.
Y pasaron esos días
con elogio y con encanto
la polluela disfrutando
su pasión con alegría
Tanto que ni sabía
que en el medio del fervor
un flechazo fundidor
fue creando el primer huevo
que más tarde fue el relevo
de ese tan bonito amor.
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