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Categoría: Mis duendes

Samuelito…10!

Viene mi príncipe enano
con un librito de cuentos
a engraciarme sentimientos
y tomarme de la mano.
Es un pícaro artesano
que entreteje fantasía.
Con su inocente alegría
escribe sobre un papel:
«Para papá, de Samuel»
la mejor carta del día.

Duendecito encantador
un filántropo será,
y en mis décimas está
como eterno inspirador.
Mi libretica de amor
se me llena de aventuras.
Recuerdo sus travesuras
cada día del calendario
y recreo su aniversario
como tiernas escrituras.

Qué travieso y retozón,
¡cuánta gracia le pintaba!
Me gané su carcajada
en más de una ocasión.
Y perretas, un montón,
¿qué niño no da perreta?
Por la bici, o patineta,
o por no querer comer,
había que siempre tener
preparada la chancleta.

«Yo quiero hacerlo otra vez»
dijo Samu a horcajadas
con sus manitos mojadas
y sus ojitos de pez-.
«Y volteretas después,
y me lanzas hacia el techo».
Luego rendido en mi pecho
quedé mirando celoso,
enamorado y dichoso
como padre satisfecho.

Una vez estando en casa
y de visita un amigo
quise brindarle a mi hijo
un traguito en una taza.
-Ya veremos lo que pasa,
escucharé su opinión-
«Mete el dedito campeón,
prueba qué bueno está»
y me dijo: -¡No papá,
los niños no toman ron!-

Toma un gallo del pescuezo
y amarró una lagartija
me mira por la rendija
este vejigo travieso.
No se duerme sin el beso
y despierta muy temprano.
Qué jodedor es mi enano
fanático al celular
él solo piensa en jugar
aunque le duela la mano.

Pequeñuelo vanidoso
a la historia le hace drama.
El día quince engalana
a tu marzo prodigioso.
Heredero cariñoso,
de la casa el hombrecito.
Aquí te va mi besito
para verte sonreír
y el mundo pueda decir:
Feliz Cumple Samuelito.

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Cabe en una sonrisa

Cabe en una sonrisa
toda la felicidad,
pues de un niño, su bondad
es la fórmula precisa.
Son como la divisa
o amuleto para andar.
Por ellos puedes armar
la más bonita poesía
porque impulsan cada día
nuestras ganas de soñar.

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Amelí

Ella es la pura sonrisa,
la ternura hecha bebé,
es la pasión que heredé
con alegría y sin prisa.
Mi burbujita sumisa,
-mi estribillo de canción-
beso, cariño, pasión,
Amelí, mi amuleto diario,
hoy está de aniversario
mi pompita de jabón.

Sus retozos mañaneros,
sus besitos de dormir,
yo me los quiero fundir
con sus mañas y sus quieros.
Ángel de pasos ligeros
que en mi papel se dibuja
porque al mirarla me embruja
como flecha de Cupido
para caerme rendido
a los pies de mi burbuja.

Que tu entorno y tu futuro
estén siempre bendecidos
y no falten regocijos
de los que yo te procuro.
Que tu corazón sea puro
y tu camino el mejor,
Dios te libre del dolor
y la dicha te sonría
para expresar tu alegría
en mis escritos de amor.

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María Isabel, 7 años

Se encontraron un buen día
una estrella y un lucero
y en su amor nació un te quiero
tierno de alevosía:
María Isabel que venía
cual preciado pergamino
hizo el más lindo camino
cuando sus ojos abrió
tanto que se quedó
como un destello divino.

Así se robaba ella
cada noche de las mías
con bostezos, alegrías
y su carita tan bella.
Como olvidarse de aquella
muñequita de papel
con ojitos de pastel
cabiendo en mis poemas
y aliviándome las penas
mi linda María Isabel.

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Duende, muñeca, burbuja…

Vino un duende a mi poesía
a que jugara con él
¿cuál es tu nombre?- Samuel,
y alegró la tarde mía.
Yo juro que no sabía
que los duendes eran eternos
juguetones y modernos
como el verso que me dijo:
-Ven a besar a tu hijo-
y fue el regalo más tierno.

A una muñeca rubita
una décima le hice
y disfruté cuanto quise
su figura tan bonita
ni una llovizna le quita
su sonrisa de oropel
digna de que un pincel
dibuje ese gran tesoro
y a todo lo que yo añoro
de mi María Isabel.

Una lágrima se estruja
a kilómetros de aquí
y es que sobre un alelí
se ha posado una «burbuja»
Es Amelia quien me empuja
a cantarle una canción
y apretarla con pasión
por diáfana peregrina
donde su encanto germina
dentro de mi corazón.

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Llega mi duende Samuel…

Llega mi duende Samuel,
al séptimo año vida
esta fecha no se olvida,
porque la protagoniza él.
«No quisiera que un papel
lleve este beso a tu sien,
porque sabes que eres quien
por amor siempre suspiro
y estas décimas te escribo
deseando lo pases bien».

Ese día en que tú naciste
tejí mi mejor camino
y enfoqué bien mi destino
con el amor que trajiste.
En mis brazos te dormiste
con mis pícaras canciones,
sufrí con tus inyecciones,
tus fiebres y malestares
y aunque tuve mis pesares,
eran más las emociones.

Yo quiero que tu futuro
esté siempre bendecido,
con mi aliento y regocijo
y el afecto que procuro,
que tu corazón sea puro
de honradez y tradición
y que como la canción:
«Tú seas un hombre de bien»
para que entonces también
yo llore de la emoción.

Te voy a felicitar
con todo mi corazón
doliéndome la ocasión
por no poderte abrazar.
Mucho te he de extrañar
seguro aún no lo entiendes,
y tal vez hoy te sorprende
que no pase el día contigo.
Que mi verso sea el testigo:
Feliz cumpleaños, mi Duende.

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