En la TV anunciaron
que los Tigres avileños
iban llegando risueños
porque en La Habana ganaron.
Allí en Cauto los pararon
unos guardias del Ranchón.
«Van bajando esa emoción
porque, ¿saben donde están?,
en territorio alazán,
el establo del campeón».
Bien cerquitica de allí
me contaba el viejo Eladio,
que entrenando en el estadio
estaba Carlos Martí.
La conga de Jiguaní
también ya viene en camino.
Y se vio en el camerino
arriba de un taburete,
un aro negro y un fuete
para domar al felino.
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