Allá por onceno grado,
plena Serie Nacional,
había en la vocacional
un piquetico enviciado.
Con un Nocturno prestado
para oír La Gran Jugada.
Y con la luz apagada
(dando abajo el noticiero)
pasamos el curso entero
con esa fuga entrenada.
Ciro Silvino encendido
dando ceros sin parar,
siempre que iba a lanzar
era lechada el partido.
Y aquel pelotón reunido
siempre con Granma, muy fiel:
Serik, Jorgito, Yunel,
Javier, Karel y Yurito,
León, Alexander, Tito,
y el cabecilla: Erichel.
Hasta que nos sorprendió
Ana Provance una noche
y nos quitó con reproche
el «radio» que nos unió.
Desde ahí Granma perdió
ese pase a los finales.
Y nosotros, sus parciales,
con las ganas nos quedamos
y nunca más nos fugamos
a esas veladas radiales.
Recuerdo a Pachi Espinosa
creando a «La coquetona»,
la niña que era anfitriona
y que se hizo famosa.
La compañía majestuosa
de Joaquín y el «pakatán».
En recuerdos quedarán
esos momentos de gloria
bien descritos en la historia
cuando me hice alazán.
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