Con la musa arrinconada
por la derrota del día
vino al cuerpo mi alegría
al atender la llamada.
Fue Basulto, el camarada,
me cumplía una promesa:
Con la mayor gentileza
de un alazán siempre fiel
puso en cámara a Roel
Santos, ¡qué gran sorpresa!
«El bailarín» tan cordial
me decía cara a cara,
que yo no me preocupara
porque Granma se vio mal.
Que en la Serie Nacional
este slump se olvidaría.
Que el domingo jugaría
y le pondría el corazón
para ver al gran campeón
con la gloria todavía.
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