Se fue pal bosque Martí
con una jaba pequeña
a conseguir una leña
para hacer un buen congrí.
Al llegar encontró allí
a unos nobles leñadores.
Volvió el viejo con honores
por la leña que le dieron
y ni cobrarle quisieron
esos buenos vendedores.
Quedó madera pa un año
en la casa de Carlitos,
de sus nuevos amiguitos
de aquel bosque tan extraño.
Pero tanta le hizo daño
que al lugar no ha vuelto más.
Hoy él cocina con gas,
o se inventa alguna opción,
cualquier cosa a su fogón
pero con leña, ¡jamás!

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