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Etiqueta: familia

Tía Elvia, cumple 60!

Tía Elvia, sacando cuenta
los años de aniversario
sin mirar el calendario
aquí me dio que es «sesenta».
Hoy seguro estás contenta
¡que pases un lindo día!
Que sonrisas y alegría
tu onomástico te deje
y esa edad no te acompleje
que eres joven todavía.

Marcelito un radio saque
para el patio con canciones
y compartan emociones
recordando el almanaque.
Que tu elogio se destaque
en familia y amistades.
Y un atril de mil bondades
te abracen con emoción
y te lleguen, al corazón,
nuestras FELICIDADES.

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Feliz 13, Samuelito!!

Feliz cumple hijo amado,
mi querido Samuelito,
mi cúcuru-duendecito
que a los trece has llegado.
Yo que escribo demasiado
no encuentro el verso mejor.
Pero te va con amor
un beso que llegará
con un mensaje: «papá
es tu fiel admirador».

Y yo mirándote ahora
entiendo cuánto cambiaste,
hablas gordo, te estiraste
cual variable sucesora.
En mi obra soñadora
tu nombre siempre estará.
Cada marzo cantará
un arrurrú majestuoso,
con el ritmo más hermoso
que a tu alma llegará.

Desde esta lejanía
que el destino nos depara,
pedí a Dios que te enviara
bendiciones cada día.
Que la bondad y la alegría
sean tus grandes cualidades.
Y sin más formalidades
de las que pueda escribirte,
solo me queda decirte:
mi Samu, !Felicidades!

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Un súper héroe es papá

Un súper héroe es papá
que a toda hora responde
y en su coraza él esconde
saber hacer de mamá.
Y si está lejos, está
por la familia luchando.
Si nunca lo ves llorando
es porque es duro por fuera,
mas pasa su vida entera
en silencio, pero amando.

Es maestro, director,
el justo que nos regaña,
nos cobija, nos extraña,
un papá es un constructor.
Cuando se escriba de amor
el padre tiene que estar.
Y en cada hoja apuntar
con el más lindo argumento,
que «papá» es un sentimiento
que no nos puede faltar.

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En fin de año…

En fin de año me harté
de macho asao y cerveza
la amargura y la tristeza
en el brindis la boté.
Salud, dinero y ashé
a familias y amistades.
Por menos dificultades,
buena vibra y más amor
que venga un año mejor
lleno de felicidades.

Y que se pidan perdón
los que ayer se lastimaron
y los necios que se odiaron
que se den un estrechón.
Que con la misma oración
se sane cualquier herida.
Lo que hace daño a la vida
que se arranque de raíz,
que mi Cuba sea feliz
y siempre esté bendecida.

Que los niños crezcan sanos
y duren mucho los viejos,
que vuelvan los que están lejos,
¡mucha suerte a lo cubanos!
Levantemos nuestras manos
por un futuro más grato.
Que nunca nos falte el plato
de comida en nuestro hogar
y Granma vuelva a ganar
otro lindo campeonato.

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Aunque la moda se oponga

Para este fin de año
yo no sé que voy a hacerme
porque dicen que ponerme
la misma ropa hace daño.
Esta mudita de antaño
es la única que tengo.
Menos mal, de donde vengo,
otra cosa es lo importante:
Más que andar bien elegante
la alegría la mantengo.

El boxer nuevo y casual
no me lo puedo poner
por si tengo que correr
un día pal hospital.
No me importa, si total
el viejito no se ve.
Compro cloro y le echaré
(quedará como ninguno)
porque en este treinta y uno
yo me emperifollaré.

Este año va a faltar
seguramente el perfume,
uno que siempre presume
su buena compra al bailar.
Pero tendré que inventar
porque es caro en la candonga.
Posiblemente me ponga
en la guataca una flor,
trepao, mas con olor,
aunque la moda se oponga.

Así en la foto saldré
sin complejo ni aflicción,
con el mismo pantalón
que un año atrás estrené.
Igual me divertiré
sin que nadie me lo impida.
Con mi prenda ya vencida
voy sorteando el cubaneo,
pues quien no se viste cheo
no sabe lo que es la vida.

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Yo no cocino tan rico

Yo no cocino tan rico
ni saco al perro a orinar,
nunca te llevo a pasear
y poco me sacrifico.
Soy así, no me lo explico,
medio vago y jodedor.
Pero soy compositor
y hago décima bonita
¿qué más tú quieres mijita?
Felicidades mi amor!!

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Y sin que médico fuera…

Curando con infusiones
-y sin que médico fuera-
es mi madre una enfermera
que sigue las tradiciones.
Sin oír las opiniones
ella misma me curaba.
Iba al patio y agarraba
las yerbas que conocía
y en un jarrito me hacía
la pócima que aliviaba.

Para la conjuntivitis
la flor de vicaria blanca
y yagruma que destranca
la moquera y la bronquitis.
Te aliviaba la gastritis
con sábila y romerillo.
Las «secas» con un cuchillo
en luna nueva «cortaba»
y en empachos te sobaba
del peroné hasta el tobillo.

Para migraña constante
usó mentolito chino
y el aceite de ricino
que era el valioso purgante.
El llantén era importante
para muelas y flemones.
Y en temas de los riñones
el guizazo de caballo
que te sacaba sin fallo
los cálculos por montones.

Para aliviar borrachera
y mantenerte de pie
mi vieja te daba un té
que levantaba a cualquiera.
Jengibre pa la flojera
y pa diarreas el «tapón».
Ajo con miel y limón
para la tos y coriza
y que a su vez cicatriza
del cuerpo cualquier lesión.

La fiebre se me quitaba
antes de ver al doctor
y en verdad se iba el dolor
con lo que mami me daba.
En mi casa había una jaba
de palos, yerbas y hojas,
yareyes, tiritas rojas
y hasta algún santo tenía
con la velita encendía
que cuidaba a los Pantojas.

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Cabezón!!

Yo siempre fui cabezón
desde que era chiquito
y al ser también tan flaquito
era peor la cuestión.
Resalté en la formación
con mi guámpara gigante.
Si me ponían delante
no veían los del fondo
porque este coco redondo
tapaba vista bastante.

Mi madre pasó trabajo
dando a luz a esta criatura
y en la herida, la sutura
fue más larga quel carajo.
Yo era foco del relajo:
«Willy», «Bolo», «Cabezón».
Hasta tuve una canción,
la de «Pepe cabecita»
y tan grande mi gorrita
que le cabía un melón.

Ni en los cumples me servían
las caretas que me daban,
los pulóveres no entraban
y ni pelarme querían.
En el «verde» me ponían
de arma secreta oficial.
Que algo sobrenatural
en mi chopo yo tenía
y que a futuro sería
muñecón de carnaval.

Y es que en mi familia veo
de donde viene este don:
El Pantoja es cabezón,
patiflaco y medio feo.
Y aunque en parte yo lo creo
me comporto indiferente.
Vivo feliz y sonriente,
-tal vez esto me conviene-
pues quien más cabeza tiene
siempre es más inteligente.

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Tres de Miguel

I
Miguelito en la butaca
cuando el almuerzo termina,
en «puntica» repentina
ronca como una vaca.
A sus años se destaca
y discute en cada encuentro:
-A esa hora me concentro,
pues dormir es pa los flojos,
si ven que cierro los ojos
es que me miro por dentro-.

II
Debajo del butacón
el gato estaba dormido,
de repente, un sonido
complicó la situación.
Y en gatuna aberración
dijo, -ño, ¡me despertaste!-
-¿Y por eso te asustaste?
mijo no hay que exagerar-
-Viejo, váyase a limpiar
que seguro te cagaste.

III
También el mismo Miguel
antes de irse a acostar
por si tiene que orinar
pone debajo un bidel.
Tiene historia con Mabel,
la mujer que desposó:
Una fuerte tos le entró
y el Miguelito apurao,
agarró el tibor de miao
y con eso la salvó.

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Visita

Se coló por la ventana
una tatagua «brujita»,
eso es que llega visita
segurito que mañana.
Yo que inicié la semana
con la jama limitada.
Ni huevos, ni jamonada,
ni arroz porque nadie vende.
¿Ese que viene no entiende
que la cosa está apretada?

Es que en casa es tradición
al que llega bien tratar,
lo mejor se ha de brindar
sin peros ni distinción.
Ahora es mi preocupación
casi siempre ha sido así.
Por experiencia aprendí
que, en eso de compartir,
a la hora de servir
al que joden es a mí.

Voy ensayando algún lema:
«Bueno, no te demoro más»
«Y ese apuro, ¿ya te vas?»
«Voy saliendo, ay qué pena».
Mejor quitarse el problema
con buena justificación.
Como está la situación
pues el COVID la enredó,
la razón la tendré yo
sin dar tanta explicación.

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