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Categoría: Misceláneas

Fue a la bodega Martin…

Fue a la bodega Martín,
pues trajeron el café,
y según lo que escuché
formó la de San Quintín.
Que el paquete vino sin
la etiqueta acostumbrada.
Nunca se queja de nada,
pero esta vez lo jodieron,
pues con la venta le hicieron
tremenda mariconada.

Y explicaba el bodeguero
que el problema era de arriba
que tome fotos y escriba
y lo sepa el mundo entero.
-¡Me devuelves el dinero,
y basta ya de relajo!-
Sin pasar mucho trabajo
tomó un paquete y lo abrió
y en público demostró
que no es café ni un carajo.

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La mula del Silberto

Nos tocaba pastorear
un buen día en el Silberto,
en esas tardes de huerto
que íbamos a trabajar.
Seis toros para cuidar
y una mulita cerrera.
Y el «niño» con su loquera,
quiso hacerse el del rodeo
y no duró en el torneo
ni dos minutos siquiera.

A un murito la arrimé
-hablando de aquella mula-
la bicha se puso fula
cuando montarla intenté.
Al cocote me agarré
¡quién me lo iba a decir!
Esa bestia al presentir
y al ver mi cara asustá,
me ha dao una revolcá
difícil de describir.

Ivancito iba conmigo
tremendo susto se dio
y Mailín también gritó
quien fue la otra testigo.
Tremendo susto les digo
hasta tiemblo por contarlo.
Montar mulas, ni soñarlo,
y sabiéndolo declaro,
que soy nieto de Genaro
y ese truco, ni intentarlo!

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Cabezón!!

Yo siempre fui cabezón
desde que era chiquito
y al ser también tan flaquito
era peor la cuestión.
Resalté en la formación
con mi guámpara gigante.
Si me ponían delante
no veían los del fondo
porque este coco redondo
tapaba vista bastante.

Mi madre pasó trabajo
dando a luz a esta criatura
y en la herida, la sutura
fue más larga quel carajo.
Yo era foco del relajo:
«Willy», «Bolo», «Cabezón».
Hasta tuve una canción,
la de «Pepe cabecita»
y tan grande mi gorrita
que le cabía un melón.

Ni en los cumples me servían
las caretas que me daban,
los pulóveres no entraban
y ni pelarme querían.
En el «verde» me ponían
de arma secreta oficial.
Que algo sobrenatural
en mi chopo yo tenía
y que a futuro sería
muñecón de carnaval.

Y es que en mi familia veo
de donde viene este don:
El Pantoja es cabezón,
patiflaco y medio feo.
Y aunque en parte yo lo creo
me comporto indiferente.
Vivo feliz y sonriente,
-tal vez esto me conviene-
pues quien más cabeza tiene
siempre es más inteligente.

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Prú oriental…

En mi casa cuando chama
vendieron Prú oriental
que lleva el nombre y aval
de «Coca Cola cubana».
Mi madre cual campechana
tenía fórmula secreta:
Mezclaba en una cubeta
bejuco indio y raíces,
pimienta pa los matices
y un poco de azúcar prieta.

En botellas de cerveza
un rato al sol se ponían,
efervescencia cogían
así por naturaleza.
Fuimos de la «realeza»
con ese prú tan genial.
Un gaseado sin igual,
que con un pan con aceite,
nos daba mejor deleite
que un MacDonald imperial.

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28 de septiembre!!

Pasó Fela Carballosa
-la que atiende los deportes-
recogiendo los aportes
para empezar la caldosa.
Y fíjense si es dichosa
casi tres jabas llenó.
Hasta Yunaika entregó,
ella que no es comunista,
como apoyo cederista
al plan que se organizó.

Mucho fongo y calabaza,
dio la gente lo que pudo
-Yo voy orita y ayudo-
dijo Tere desde casa.
Marlenis dio su terraza,
y Silvia puso un cartel.
Y dijeron que Yankiel,
ahora que es diputado,
leerá el comunicado
como siempre lo ha hecho él.

Marisel que estaba atenta
pasando lista a la gente
bailó con el presidente
y se veía contenta.
Ana Julia llevó menta,
croquetas y pastelitos.
Criticaron a Carlitos
porque nunca un peso dio
fue a la fiesta y se llevó
de caldosa dos jarritos.

Salió como se quería
no faltó ni el apagón
ya estaba listo el mechón
porque eso ya se sabía.
Un bafle de batería
con Fabré y la Original.
Y como ya es habitual
se amanece con Hilario
con trabajo voluntario
como dice en el mural.

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Apagones…

Salió Albertico berriao
echando «guinga y fogones»:
-Toy hasta aquí de apagones
me tienen medio obstinao.
Mi mujer no ha cocinao
ni teniendo una arrocera.
Y anoche la mosquitera
casi me desangran vivo
Según dicen, el motivo
es rotura en la Guitera-

José el de la guarapera,
fue a la empresa ya cabrón
pues por tanto quitipón
se le jodió la nevera
-La cosa es en Cuba entera-,
dijo Baby mi vecina.
Le di el pésame a Sabina
que casi llorando ayer
sin luz se le echó a perder
la leche de su sobrina.

Hasta la chopi cerraron
porque sin aire, imposible,
y no queda combustible
para el «Grupo» que donaron.
-Ni en la radio lo anunciaron
no convencen las razones.
Hay diversas opiniones
en cada circunscripción
se ha puesto la situación
que le ronca los sazones.

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¡Qué martirio en la primaria!

Qué martirio en la primaria
vivimos la muchachera,
les hablo de la piojera
que llegó hasta secundaria.
Esa era lucha diaria,
y tremendo desafío.
Cierto que se armaba el lío
si la seño revisaba
y si en uno demoraba
¡húyele que está cundío!

Se ponía a revisar
peliando con sus enojos:
¡El niño que tenga piojos
al aula no puede entrar!
La pobre María Pilar
nunca temprano salía.
Maye, Dayanis, Thalía,
Carricarte igual cogió,
ni el mulato se salvó
hasta Cedeño tenía.

Toda pócima probada
¿qué no inventaba el cubano?
Luz brillante con lindano
y cabeza empavesada.
Toda el aula contagiada
y madres a revisar.
Quedó para recordar
como lema de estudiante:
que el piojo ya es integrante
del patrimonio escolar.

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Viajecito complicado…

Después de la borrachera
que en una feria cogimos,
al otro día nos fuimos
de viaje por carretera.
Sin dormir y a la ligera
salimos para un campismo.
Fundido por mi alcoholismo,
medio muerto de resaca
no me dio tiempo hacer caca
y agarré viaje así mismo.

Pa qué contar esa historia
de marcado sufrimiento,
sudando frío en tormento
todita la trayectoria.
Mal recuerdo en mi memoria
por tranquilo que se diga.
Con mi tripa de enemiga
haciendo caro el pasaje:
fue una tortura ese viaje
con dolores de barriga.

Ni con la brisa fresquita
que entraba por las ventanas
se apaciguaban las ganas
de esa flojera maldita.
Y con calma la guagüita
sin querer colaborar.
Yo loco por evacuar,
hasta mis piernas temblaban
y unas viejas me miraban
loquitas por preguntar.

-Mijito, piensa en el mar
y respira bien profundo-
Y yo medio moribundo
que no podía ni hablar.
-Estamos casi al llegar
nada más falta un poquito-
Aproveché un bachecito,
y en esfuerzo sobrehumano,
alivié como cubano
disimulando un peíto.

-Dame un chance bajo el puente
asere, que me reviento-
No doy detalles del cuento
por no quedar de indecente.
Sin que mucho lo argumente
esa zona la cerraron.
Al poblado lo evacuaron
después que allí descargué
y un «recuerdo» allí dejé
que hasta en Feibu me sacaron.

Hoy me doy chucho y me río
pero bien mal la pasé,
ni de temba olvidaré
aquel viajecito mío.
Describí ese desafío
como en décimas lo hago.
Ese fue un momento aciago
-una mala travesía-
con el recuerdo en el día
que por poquito me cago.

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De luto nuestra nación

De luto nuestra nación
un grande se nos ha muerto
descansa en paz Adalberto
el Caballero del son.
Siempre bailo la canción
que te escuché aquella noche.
Bayamo guarda con broche
de oro tu gran carrera
y el pueblo siempre te espera
para pasear en un coche.

De luto nuestra nación
un grande se nos ha muerto
descansa en paz Adalberto
el Caballero del son.
Siempre bailo la canción
que te escuché aquella noche,
cuando cerraste con broche
de oro aquel festival
de Bayamo en carnaval
donde paseaste en un coche.

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Allí en la cola del pollo…

Allí en la cola del pollo
se vive cada locura,
es que está en nuestra cultura
vivir del brete y el rollo.
No habrá mucho desarrollo
mas sí comunicación.
Es que la cola es reunión,
foro, peña o asamblea
y aunque usted no se lo crea
pasa el rato en diversión.

Allí mismo me contaron
de la boda de Pedrito
que siendo buen muchachito
bien rápido lo dejaron.
De las cosas que robaron
en la tienda de la esquina.
De la bronca de Cristina
con la hermana de Vicente
y del «letrero» del frente
del solar de mi vecina.

Vive sonriente el colero
que del pueblo se aprovecha
con su descaro cosecha
facilito su dinero.
El hijo del carnicero
con el hielo da una mano.
Con su cuñado y su hermano
cortan, pesan y despachan
y a la careta te fachan
como todo buen cubano.

A la sombrita es mejor,
allí se ponen los viejos
que entre chismes y consejos
dan nacimiento al rumor.
También está el jodedor
que da chucho sin parar.
Y el curda va a refrescar
su fuega allí en ese ambiente
compartiéndole a la gente
por qué no fue a trabajar.

Se aparece el manganzón
como Plan Jaba y se cuela
e impedidos con la muela
sin prótesis, ni bastón.
Casi siempre hay fajazón
pero al rato se controla.
Cada cubano se inmola
lleva en su estirpe el marcar
aunque no vaya a alcanzar
lo importante es hacer cola.

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