El hijo de Camagüey,
intocable ahí en el ring,
puso en alto el banderín
y de nuevo ha sido el rey.
Impuso el karma su ley
a quien lo quiso ofender.
Y así mereció vencer
sobre la infamia, el decoro,
porque el título y el oro
no se podían perder.
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El hijo de Camagüey,
intocable ahí en el ring,
puso en alto el banderín
y de nuevo ha sido el rey.
Impuso el karma su ley
a quien lo quiso ofender.
Y así mereció vencer
sobre la infamia, el decoro,
porque el título y el oro
no se podían perder.
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