Ir a una fiesta en Oriente
tiene su toque especial
y no solo en carnaval,
se goza en cualquier ambiente.
Hay un fervor en su gente,
muy difícil de igualar.
Es patrimonio el andar
curda por naturaleza
y el termito de cerveza
nunca nos puede faltar.
El que tiene más dinero
con la Cristal alardea
y el otro bando guapea
su jarra con el pipero.
Esa a granel yo prefiero
sin espuma y santiguá.
Así y todo quedará
como aporte cultural
y por ser tan especial
le pusimos: «Batuquiá».
Si anda cerca un inspector
son diez pesos el pepino
y si no, como asesino,
quiere doce el vendedor.
En piquete irá mejor
pues se rota la ponina.
Casi siempre uno termina
bebiendo más con poquito
y se comparte el pomito
cerquita de la tarima.
El Bosque siempre caliente
la «Batuquiá» no se agota
y si hay juego de pelota
pallá se mueve la gente.
Qué gozadera se siente
aunque el dinero es escaso.
A cada rato yo paso
por si un amigo me invita,
traigo siempre una jabita
y mi pomo por si acaso.
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