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Recuerdo cuando chamaco…

Recuerdo cuando chamaco
con diez pesos en la mano
llegaba siempre temprano
al Barbados con Siriaco.
Él llevaba en el sobaco
un «rifle» bueno con ron.
Y en el último escalón
de la grada de primera,
formamos la bebedera
con tremendo vacilón.

También llega a mi memoria
que en esos palcos de alturas
se observaban las figuras
modelando hacia la gloria.
Parecía convocatoria
de licras, faldas y shores.
Y entre chamas jodedores
los piropos se llovían,
que ni los viejos seguían
a los propios jugadores.

Allá cerca del jardín
derecho, en la parte baja,
un merolico en ventaja
celebraba en su trajín.
Mucho hielo y solo un tin
de sirope azucarado.
Y decía: «Granizado
a dos pesos el vasito»
era pintura y poquito
¡Qué tipo más descarado!

«Pastelitos de guayaba»
decía un tipo legendario,
que se iba millonario
cuando el juego terminaba.
Mucha plata se sacaba
también Chicho el Manisero.
Era bien farandulero
cuando iba pregonando,
y si estábamos ganando
regalaba el bolso entero.

El estrés se deja en casa
al menos por un buen rato
se vive un momento grato
y bien alegre se pasa.
Como deporte traspasa
esa pasión desmedida.
La pelota es divertida
dice el Pachi por la radio:
y quien no viene al estadio
no sabe lo que es la vida!

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Publicado enPelota

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