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Etiqueta: Silberto

Chamakito

A este amigo conocí
una tarde en el Silberto
tumbando cocos del huerto
donde el hambre combatí.
Hasta en Holguín compartí
con él mi vieja litera.
Y «botella» en carretera,
viajes, colas y camiones
fue mi yunta en vacaciones
de baile y de jodedera.

Salimos al Chapuzón
las noches de cubanía,
sin suerte, ni compañía
ni dinero para el ron.
Fue esa nuestra diversión
tan humilde y tan sencilla.
Y así, con la maravilla
de esta amistad que surgió,
desde ese tiempo quedó
dando chucho en mi pandilla.

Entusiasta, emprendedor,
de Conficuba el gerente,
es tremenda buena gente
y además un luchador.
Mi yunta compositor,
fue mi maestra su abuela.
Inteligente en la escuela
que la labia bien domina,
tanto que cuando opina
a veces da mucha muela.

Le pusimos Chamakito
allá en la universidad,
cuando en crisis de verdad
era importante un socito.
Hoy aquí lo felicito
con mi décima que abraza.
Y sabiendo que es escasa
la piernita para asar,
no se dejen engañar
ya él «tiene dos en su casa».

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La mula del Silberto

Nos tocaba pastorear
un buen día en el Silberto,
en esas tardes de huerto
que íbamos a trabajar.
Seis toros para cuidar
y una mulita cerrera.
Y el «niño» con su loquera,
quiso hacerse el del rodeo
y no duró en el torneo
ni dos minutos siquiera.

A un murito la arrimé
-hablando de aquella mula-
la bicha se puso fula
cuando montarla intenté.
Al cocote me agarré
¡quién me lo iba a decir!
Esa bestia al presentir
y al ver mi cara asustá,
me ha dao una revolcá
difícil de describir.

Ivancito iba conmigo
tremendo susto se dio
y Mailín también gritó
quien fue la otra testigo.
Tremendo susto les digo
hasta tiemblo por contarlo.
Montar mulas, ni soñarlo,
y sabiéndolo declaro,
que soy nieto de Genaro
y ese truco, ni intentarlo!

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