Ya yo estaba celebrando
la victoria de Mojena
y me cambiaron la escena
por andar especulando.
Siete a tres iba ganando
y el director se confió.
A Kelvis no lo sacó
cuando lo estaban matando
y el Gallito iba cantando
hasta que el juego empató.
Se calentó mi cerveza
del berrinche que cogí
y hasta mi patio salí
a refrescar la cabeza.
Finalmente, con sorpresa,
oí a Yunel celebrar.
La lluvia intentó sellar,
pero antes de que lloviera,
quiso el destino que viera
a mi alazán galopar.
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