Yo que puse una velita
para aliviarme los llantos
se revolvieron Los Santos
en el jueguito de ahorita.
Bryan Chi en la lomita
mil aplausos se ganó.
Iván Prieto se lució,
Avilés entró a jugar
y bateamos sin parar
que hasta Ferrer se embasó.
Ciertamente no es lo mismo
ver un juego sin presión,
hoy sin brillo ni emoción
y sin pase al olimpismo.
Pero el loco fanatismo
vuelve a uno hasta humorista.
Aplaudí a Cuba optimista
como si hubiera esperanza
y alimenté la añoranza
de un alazán decimista.
Soñamos con que mañana
mi equipo Cuba despierte,
que nos sonría la suerte,
y estar en primera plana.
Que la bandera cubana
llegue al más alto lugar.
Que volvamos a ganar,
regresen las emociones
y tengamos mil razones
para volver a soñar.
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