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Etiqueta: Bayamo

Bayamo, 508!!

Me llama el viejo Olegario
– Ponte ropa que nos vamo!
hay «cubanía» en Bayamo
porque cumple aniversario.
Y yo con mi atuendo diario
que con el chisme me invito,
eché en la jaba el pomito
estiré un poco el sombrero
y fui con mi compañero
a beber para El Chorrito.

Colorido el pueblo estaba
se notaba la alegría
hace un año no salía
hasta el sol me molestaba.
Ese jelengue extrañaba
-lo mismo el socio expresó-
Diez «dispenses» se tomó,
salió de allí tó maluco
y hasta botó el nasobuco
de la curda que cogió.

Tiene feria el Chapuzón,
y mesitas en la plaza,
también abrieron La Casa
del Queso y otro ranchón.
En el teatro hay función
y misa en la Catedral.
El «Guajiro Natural»
de noche abrirá su puerta
y dicen que hay barra abierta
allá en la Casa Central.

El Piano-bar se engalana
y El Manegua remozaron
ya los coches comenzaron
y una que otra catibana.
Nos mandaron de La Habana
Yutones de donación.
Todo aquí es celebración,
se nota al pueblo contento
y Fabré que siempre atento
ya compuso una canción.

Quinientos ocho y andando
mi Bayamo no envejece
uno lo ve y no parece
que el tiempo ha ido pasando.
Va Perucho cabalgando
de nuevo allí en cubanía.
Tiene buena compañía
con Céspedes y Aguilera
como si quince cumpliera
esa linda tierra mía.

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Prú oriental…

En mi casa cuando chama
vendieron Prú oriental
que lleva el nombre y aval
de «Coca Cola cubana».
Mi madre cual campechana
tenía fórmula secreta:
Mezclaba en una cubeta
bejuco indio y raíces,
pimienta pa los matices
y un poco de azúcar prieta.

En botellas de cerveza
un rato al sol se ponían,
efervescencia cogían
así por naturaleza.
Fuimos de la «realeza»
con ese prú tan genial.
Un gaseado sin igual,
que con un pan con aceite,
nos daba mejor deleite
que un MacDonald imperial.

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Leonardo y Maritza

Cuarenta y tres de casados
se dice y parece poco
pero si no me equivoco
llegan a 100 conectados.
Buenos, chéveres, honrados
celebran su aniversario.
Mando un verso en comentario
y que Facebook no lo dude
porque el día que yo me mude
los quiero en mi vecindario.

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Allí en la cola del pollo…

Allí en la cola del pollo
se vive cada locura,
es que está en nuestra cultura
vivir del brete y el rollo.
No habrá mucho desarrollo
mas sí comunicación.
Es que la cola es reunión,
foro, peña o asamblea
y aunque usted no se lo crea
pasa el rato en diversión.

Allí mismo me contaron
de la boda de Pedrito
que siendo buen muchachito
bien rápido lo dejaron.
De las cosas que robaron
en la tienda de la esquina.
De la bronca de Cristina
con la hermana de Vicente
y del «letrero» del frente
del solar de mi vecina.

Vive sonriente el colero
que del pueblo se aprovecha
con su descaro cosecha
facilito su dinero.
El hijo del carnicero
con el hielo da una mano.
Con su cuñado y su hermano
cortan, pesan y despachan
y a la careta te fachan
como todo buen cubano.

A la sombrita es mejor,
allí se ponen los viejos
que entre chismes y consejos
dan nacimiento al rumor.
También está el jodedor
que da chucho sin parar.
Y el curda va a refrescar
su fuega allí en ese ambiente
compartiéndole a la gente
por qué no fue a trabajar.

Se aparece el manganzón
como Plan Jaba y se cuela
e impedidos con la muela
sin prótesis, ni bastón.
Casi siempre hay fajazón
pero al rato se controla.
Cada cubano se inmola
lleva en su estirpe el marcar
aunque no vaya a alcanzar
lo importante es hacer cola.

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Mató Faustino su puerca

Mató su puerca Faustino
con ideas de compartir,
mas su intento de cumplir
al final no le convino.
Ni con el plan de porcino
la carne iba a alcanzar.
Muchas deudas que saldar
casi eran compromiso
a todo el que por él hizo
y no les podía fallar.

Una pierna para Cacha
que lo ayudó con el niño
y la otra, con cariño
para Olguita, la muchacha
que en la tienda le despacha
el pollo sin cola hacer.
Una paleta pa Esther
de la chopi dependienta,
ella siempre tan «atenta»
cuando el viejo la va a ver.

Mandó a Kiki la segunda
por sus pinchas de plomero.
Él le ataja el salidero
cuando la casa se inunda.
Con entereza rotunda
la cabeza fue a donar:
A Juancito el del solar,
que siempre le dio botella
y que es hijo de Mireya
su seño de preescolar.

Las vísceras las llevó
para el centro de aislamiento
recordando el sufrimiento
de la vez que allí ingresó.
Cuando a su casa llegó
vio al cartero que salía.
Un telegrama traía
de su nieto más chiquito:
«No te olvides del rabito,
que esa es la posta mía».

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Yo soy de esos…

Yo viendo como esta gente
comen sano y con finura
y yo con mi cara dura
con un menú diferente.
Es que yo nací en Oriente
en familia campesina.
Sin mucha vajilla fina
ni mantel que relucir,
pero siempre he de aplaudir
lo que mi madre cocina.

Yo soy de ese desayuno
de pan viejo con café
o de un boniato con té
como mi abuelo montuno.
De pan con timba oportuno,
de la bunga y la champola.
De chorote en cacerola,
con pinol y con canela,
de rosquitas, panetela
y prú como Coca Cola.

La sopa con platanito,
carne de vaca ripiada,
queso blanco y mermelada
y fufú con huevo frito.
Hice chicle con Caimito
y encurtidos de grosellas.
Usé tenca en las paellas
a falta de camarones
y tremendos atracones
de galletas con empellas.

De aluminio un jarro tengo
y una cucharita trunca
para no olvidarme nunca
del monte de donde vengo.
Todos los vicios mantengo
recordando esos olores.
Son mis deseos mayores
y, si el tiempo me dejara,
hacia mi tierra viajara
a disfrutar sus sabores.

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La bici…

Con la Forever también
di mis vueltas en Bayamo
me echaba tremendo tramo
pa luchar el «chispetrén».
Bache, trillo, pedraplén,
con jevita en la parrilla.
Pleno sol y sin sombrilla
y una jaba en el timón,
muy contento con mi «avión»
eso sí era maravilla.

Una caja de madera
para el «bisne» le instalé
y los frenos los quité
ni los usaba siquiera.
Eso sí, en llovedera
era todo negativo.
Lo tomaba deportivo
sin dejar de pedalear
pues era moda el andar
sin guardafango en el chivo.

Con un candao la dejé
en una feria un domingo,
es que me acuerdo y me empin..
¡nunca la recuperé!
Me hicieron virar a pie,
ni llamé a la policía.
Mucha rabia yo tenía
pues me estaba imaginando
que un cabrón iba gozando
subido en la bici mía.

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Chupeta

Cerquita de La Peseta
-calle Manuel del Socorro-
gastaba todo mi ahorro
del día en una «chupeta».
Con agua y azúcar prieta,
¡cucurucho de papel!
Pirulí de color miel
veinte quilos el trofeo
conseguido en mi recreo
en el duro tiempo aquel.

Con Ernesto o Rodisnel,
con Yoduardis y El pelao,
cada uno entusiasmao
por ver de nuevo «el cartel».
Y si no había, era cruel
virar con todo el dinero.
Qué recuerdo placentero
sobre aquella golosina
alimento y medicina
de mis hambres de pionero.

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Así de lindo sería…

En la red salió una nota
¡qué alegría a la afición!
eso lo da ser campeón
en Cuba de la pelota.
Ya el Barbados se alborota
porque será remozado.
Tendrá moderno alumbrado
que supere el de La Habana,
una pizarra bacana
y ahora será techado.

Un museo colindante
entre las cosas más bellas.
Tendrá palcos cinco estrellas,
un burguer y un restaurante.
Habrá mejora importante:
asientos con pacotilla.
Incluirá hasta sombrilla,
corneta y un radiecito,
La Tukola en un vasito
¡todo será maravilla!

Tiendas de camisetas,
y un sitio Web más decente,
donde ahora nuestra gente
comprará sus papeletas.
Habrá shows con los atletas
y siempre televisión.
Ya yo siento la emoción
segurito se me nota,
sin devolver la pelota
cuando caiga de jonrón.

Así de lindo sería
si eso fuera realidad
de soñada felicidad
que a Bayamo alegraría.
Espero que llegue el día
para esas cosas yo ver.
Me interrumpe mi mujer
en plena satisfacción:
«Dale despierta guebón
que hay una cola que hacer».

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Mi barrio…

Cómo a mi barrio olvidar
lleno de bulla y pregón,
desde dulce hasta un avión
de todo puedes comprar.
Si pensaron descansar
la siesta, allá no vayan.
Ni fin de semana fallan
vendedores ambulantes,
que ya parecen cantantes
de lo tanto que lo ensayan.

A las siete el harinero
es mi alarma del de pie,
luego se escucha: «Caféee»
y le sigue un manicero.
«Compro oro», «colchonero»,
«escoba, tinte, estropajo».
Un mulato suelta: «ajo»,
otro ofrece joyería
y a joderte el mediodía
el «bocadito de helado».

En la esquina matan puercos
y echan gallos a pelear,
antes de desayunar
empiezan esos conciertos.
A las cuatro están despiertos
los chismosos cederistas.
Unos bravos tractoristas,
mientras estamos durmiendo,
te aceleran sonriendo
con placeres terroristas.

Una trulla de chamacos
bombardea tus jardines,
roban rosas y jazmines
con sus juegos demoníacos.
Los perros mean los sacos
de basura y te los riegan.
En tu portal van y juegan
gatos, pollos y caninos
y a chismosear los vecinos
en tu patio se congregan.

Pero aún siendo agitado
tiene de alegre también
esa calle Eliades Liens
de mi pueblo recordado.
Su historial es destacado
en el siglo veintiuno.
En el momento oportuno
de mi décima escribir
tengo cartas pa decir:
como mi barrio ninguno.

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